Pequeñas luces de modernidad

Los censos de 1882 y 1900 asignaron al departamento una población de 176.760 y 328.163 habitantes, respectivamente. Esto demostró que la población casi se duplicó en un lapso de 18 años. El censo de 1900 registró en la ciudad y su pequeño distrito del Cercado, 36.222 habitantes.

Creció la población y, asimismo, llegaron con el nuevo siglo las primeras señales de modernidad, aunque en el fondo esta ciudad seguía teniendo una apariencia predominantemente rural.

En 1905, Jesús Aguayo trajo a Cochabamba desde Estados Unidos los primeros automóviles modelos Tuxedo, Lenoux y Adams. Aguayo estableció un servicio de diligencias y expresos motorizados a Tarata, Cliza, Punata, Arani, Sacaba, Quillacollo, Parotani, Capinota, y dentro de la ciudad y sus campiñas. Posteriormente, hizo el servicio entre Oruro y La Paz. Esta empresa fue la primera en su género en Sudamérica y de a poco se fue reemplazando los coches de caballos.

En 1906, como se dijo, Simón I. Patiño fundó el Banco Mercantil de Bolivia.

En 1908, Rafael Urquidi fundó la Empresa de Luz y Fuerza Eléctrica Cochabamba (Elfec) con capital suscrito por los vecinos de la ciudad. Desde entonces ésta cuenta con alumbrado eléctrico y suministro de energía, en escala muy limitada, hasta 1967 en que se cubrió el déficit con las obras de Corani.

Iluminación en Cochabamba, año 1920
Iluminación en Cochabamba, año 1920

En el ámbito del transporte, arrancó el servicio de trenes a Vinto – pasando por Quillacollo, donde ya se celebraba la festividad de Urkupiña- y al valle alto, hasta Arani, hecho que posibilitó la canalización de un intenso comercio de productos naturales.

La prolongación del ferrocarril de Oruro en 1917 acentuó más el comercio y abrió perspectivas de la explotación forestal.

Más adelante, Elfec implementó el servicio de tranvías urbanos a la campiña de Cala Cala.

En 1925 se fundó el Lloyd Aéreo Boliviano con la cooperación de la colectividad alemana. Esta empresa fue una de las aerolíneas más antiguas de Sudamérica.

Alrededor del mismo año comienzan los trabajos de alcantarillado. Los defensivos del río Rocha fueron construidos periódicamente, con muros de contención o reparos de piedra en malla de alambre que desaparecen con cada estación de lluvia.

Ciudad rural

A pesar de todo lo anterior, que significó ciertamente pasos hacia la modernidad, Cochabamba no terminaba de salir de su condición de ciudad rural, al menos ésta es la visión del historiador Augusto Guzmán, expresada en su libro “Cochabamba”. El siguiente texto de Guzmán puede resumir en parte el espíritu de aquella época: “En las tres primeras décadas del siglo las obras municipales (…) reciben impulso halagador. Empero, los propietarios continúan en resistencia pasiva y los índices anuales de construcción corresponden más propiamente a una capital de provincia que de distrito departamental. Es (Cochabamba) todavía, hasta después de la Guerra del Chaco, una ciudad soñolienta, descansada y placenteramente ociosa. La burguesía de hacendistas o afincados vive sin mayores inquietudes acumulando ahorros para permitirse a lo sumo un viaje a Europa. Las clases media y popular como no disponen sin no del diario pasar, se deslizan blandamente entre los picantes y la chicha. No hay en Cochabamba gente que invierta capital alguno en industrias de porvenir (…).”

Entre 1932 y 1935 tuvo lugar la Guerra del Chaco. En este conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay, se enlistaron por la causa nacional millares de hombres, entre ellos muchos cochabambinos, que dejaron sus hogares y que posteriormente perdieron la vida en los territorios que ahora son de Paraguay.