Las gestas libertarias de Cochabamba tuvieron varios protagonistas. He aquí algunos de los más destacados.
Esteban Arze
El valiente caudillo que junto a Francisco del Rivero fue el organizador de la revolución cochabambina, Esteban Arze, nació en Tarata en 1770. Fue perseguido por realizar actividades conspiradoras en contra de los peninsulares, lo que lo obligó a refugiarse en Cliza, donde se dedicó a organizar un ejército de patriotas con el que marchó sobre la ciudad de Cochabamba el 14 de septiembre de 1810, cuando estalló la lucha por la independencia.
Triunfante, Arze junto a Del Rivero marcharon con sus tropas hacia Oruro, donde formaron un solo ejército con las tropas de Tomás Barrón para dirigirse juntos a La Paz; fue en el camino a esa ciudad, en los campos de Aroma, que se produjo la batalla con los realistas. Los insurgentes comandados por Fermín Piérola los vencieron y defendieron a Oruro el 14 de noviembre de 1810.
Tras estos acontecimientos, Esteban Arze acompañado de Francisco del Rivero y Piérola siguió su camino hacia La Paz, con el deseo de enfrentar a los ibéricos; no obstante, en la ruta se toparon con los ejércitos de Goyeneche y fueron derrotados.
Esteban Arze terminó sus días en la región de Beni, falleciendo en confinamiento en la región de Santa Ana, en 1815.
Francisco del Rivero
Francisco del Rivero fue un memorable líder que guió la gesta libertaria junto con Esteban Arze. No se cuenta con muchos datos sobre su vida antes de desatarse la revolución en Cochabamba, pero se sabe que fue el gran estratega de los hechos que se suscitaron en 1810.
Tras los sucesos acontecidos en Chuquisaca y La Paz en 1809, se pronunció Buenos Aires por la autonomía en 1810. En este tiempo, la junta revolucionaria de Buenos Aires avanzaba hacia las provincias alto peruanas ocasionando dificultades a las autoridades españolas de Alto Perú. Vicente Nieto, presidente del Alto Perú, ordenó a una compañía de la tropa de Cochabamba unirse a las filas del ejército realista para oponer resistencia al avance de los patriotas a la Real Villa de Potosí. De esta manera, Del Rivero, Arze y Guzmán, que en ese tiempo formaban parte del ejército peninsular, partieron hasta Oruro, pero allá no pudieron batir ningún combate.
En medio de este clima, la Junta de Buenos Aires dispuesta a defender el Alto Perú de la tiranía del Virrey Abascal, envió un ejército hacia al norte; al enterarse el presidente Nieto de esta situación, ordenó la concentración de las fuerzas de Cochabamba en Potosí. Según cita Augusto Guzmán en su obra “Historia de Bolivia”, Del Rivero, Arze y Guzmán, en conocimiento de la orden impartida, sopesaron sus alcances. Aunque hijos de españoles habían dejado de ser españoles de corazón. Como criollos anhelaban la patria. Se decidieron por la causa de los patriotas, naciendo así la revolución cochabambina.
Los hermanos Guzmán
Melchor Guzmán Quitón fue un gallardo joven, descendiente de españoles, que desempeñó las funciones de oficial de las milicias. No se tienen muchos datos de su vida, pero se sabe que murió en Totora en 1818.
Instalado en Cliza tomó contacto con Estaban Arze y logró incorporarse a los revolucionarios. Jugó un papel muy importante en la derrota del enemigo en Aroma.
Fue uno de los personajes que protagonizó la gesta libertaria cochabambina, junto a sus hermanos revolucionarios Melchor, Justo y Manuel Guzmán.
La mañana del 14 de septiembre de 1810, luego de seis largos años de haber soportado enfermedades, hambre y sequías, alistados bajo las banderas de la revolución, los Guzmán y otros rebeldes en acción fulminante tomaron el cuartel y derribaron el gobierno de Gonzales Prada. Con esta invasión se marca el inicio de la revolución cochabambina.
Heroínas de la Coronilla
Cuando la milicia comandada por Arze y Del Rivero sufrió la derrota frente al ejército de Goyeneche, éste último pudo llegar más fácilmente hasta Cochabamba, por cuyas calles marchó el 27 de mayo, convencido de que encontraría una ciudad derrotada.
Las mujeres cochabambinas anoticiadas de la derrota sufrida por la milicia, se organizaron para defender la ciudad a la llegada de Goyeneche. Así, Manuela Josefa Gandarillas, una anciana invidente, agrupó a las mujeres para defender la ciudad. Apostadas en la colina de San Sebastián, esperaron la llegada de las fuerzas de Goyeneche, a cuyo arribo Gandarillas hizo resonar la frase “si ya no hay hombres, aquí estamos nosotras, para afrontarnos al enemigo y morir por la patria”. El enfrentamiento fue cruento y desigual; los peninsulares no tardaron en derrotar a las valerosas mujeres.
Junto a Manuela Gandarillas (la anciana invidente) sacrificaron sus vidas Manuela Rodríguez (esposa de Esteban Arze), las hermanas Juana Ascui y Lucía Ascui, Manuela Saavedra de Ferrufino, Rosa Soto, Lucía Alcócer León de Chinchilla, María Isabel Pardo de Vargas, María Teresa Bustos de Salamanca y Lemoine, entre algunas. Todas ellas esposas, hermanas o madres de los combatientes perseguidos por Goyeneche y que acompañaban a Esteban Arze y Del Rivero.